Sin embargo surgió un juego mucho más entretenido. Azul trajo la pizarra y las crayolas.
El juego consistió en que cada uno de ellos sacaba una letra al azar de la cajita, la ponía en la pizarra y completaba una palabra escribiéndola en la pizarra.
Yo, que era el "banco", pagaba una moneda por cada letra de la palabra, mientras más larga ésta más cara.
Al final además de practicar la lectoescritura (mi intención), espontáneamente hicimos matemáticas: contando con correspondencia uno a uno, sumando y restando en acción, y contando series hasta 50. Y lo más importante, pasamos una mañana muy entretenida jugando juntos.
3 comentarios:
Como siempre me encanto esta "clase" activa!!
Me fascinó!! No puedo decirte que voy a hacerla con mis hijos, porque cada situación es diferente y a cada niño se le ocurren cosas diferentes, jajaja, pero me encantó la combinación de materiales. Voy a reunirlos, y a ver qué se nos ocurre a nosotros. Gracias por compartir y un abrazo!!
Qué actividad buenísima!!!!! ay, viste? pasa todo el tiempo! una puede planificar o proponer una actividad, y rara vez el resultado es fiel a nuestra idea original... ellos ponen su granito para que siempre resulte algo mejor!
Abrazos Ale.-
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